miércoles, 6 de enero de 2010

Sintiendo...

Nadando entre peces de colores
Corriendo hacia el mar en el día más caluroso del verano
Viajando entre las estrellas
Pisando el césped descalza después de la lluvia
Volando como tantas veces lo soñé
Riendo desde adentro, desde un lugar que nunca ví
Andando en bici por la bajada más empinada
Jugando con mi mejor amigo
Bailando la canción más alegre del mundo
Subiendo una y otra vez a la mejor montaña rusa
Tocando la armónica y dejando fluir mi alma a través suyo
Sintiendo el viento en la cara con la cabeza fuera de la ventana del tren
Corriendo hacia el recreo
Tomando la coca más helada el día de más sed de todos
Subiendo al micro para salir de vacaciones
Mirando las nubes tirada en el pasto
Esperando a Papa Noel aunque me esté cayendo del sueño
Corriendo hacia la nada por el simple hecho de correr
Haciendo el amor como la primera, como la última vez
Sonriendo llena de paz al terminar el poema y descubrir todo lo que tenía para decir
En este mundo en que casi nunca nos detenemos, aprovechemos a sentir y vamos a ver una realidad muy diferente a la que creemos tener alrededor
Gracias por hacerme sentir el amor más grande…

martes, 22 de diciembre de 2009

Ese hombre

Ese hombre que se olvidó de sonreir
Ese hombre que envenena todo lo que toca
Ese hombre que se alejó de todos
Ese hombre que ahora vive encerrado en su amargura
De su esposa sólo queda una imagen borrosa, él ya consumió su alma
Ese hombre que marchita flores y nubla al sol
Ese hombre que ya no sabe disfrutar
Ese hombre que ya no ve colores, toda su vida pasa en blanco y negro
Ese hombre que sembró odio y rencor en su corazón y lo dejó crecer hasta que cubrió cada parte de su alma
Ese hombre que todo lo ve como un ataque personal
Ese hombre que no admite que nadie piense ni actue diferente de lo que él cree correcto
Ese hombre un gran dictador
Ese hombre que le quitó a tanta gente su palabra que ya nadie recuerda su voz
Ese hombre que no se cansa de quitar cariño de odiar y maldecir
Ese hombre que vive en un mundo paralelo
Ese hombre... Un pobre hombre que no sabe vivir

lunes, 21 de diciembre de 2009

Cuerpo de guitarra

Mujer, cuerpo de guitarra
Mujer, sueño realidad y mentira
Mujer, al verte morder tu labio inferior cada vez que te beso
Mujer...
Mujer no llores, mujer no bebas
Mujer sé que me extrañás pero este camino lo elegiste vos
Mujer no suspires, mujer no me mires
Siempre el mismo banco, siempre el mismo horario, mujer
y el subte que nunca nos espera
y mis brazos que te abrazan como nunca nadie te abrazó
y mi ternura y mi mirada y mis celos
Mujer...
Mujer que hoy me lloras, mujer que hoy me sueñas
Mujer cuerpo de guitarra, de sueños y traición

Nunca comprendiste, nunca me entendiste
Prometí y no cumplí amor
Amor, brazos de alegria, ojos de tristeza
Amor, cosquillas que esconden llanto
y vos y yo y nada más pero con toda una historia atrás amor
Y te pido perdón amor
Te pido perdón por el deseo que ninguno pudo concretar
Amor...

viernes, 27 de noviembre de 2009

Beso

Un beso con gusto a calle de tierra.
Un beso con gusto a pasillo angosto.
Un beso con gusto a abandono y odio.
Un beso con gusto a hambre.
Un beso con gusto a golpe, a soledad.
Un beso con gusto a sonrisa, y yo te agradezco y me voy.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Instructivo para caerse


Caerse es muy útil en situaciones estresantes, al hacerlo uno se distiende y se olvida, al menos por un momento, de los problemas. Además puede ser utilizado para llamar la atención de algún muchacho/a bonito/a que pase por al lado suyo.
Si usted es una persona de sesenta años o más le recomiendo que no utilice este instructivo ya que puede afectar seriamente su salud. Evite por todos los medios posibles caerse. Y en caso de que lo haga, no me hago responsable de los daños ocurridos.
Necesitará zapatillas grandes (Con los cordones desatados y largos), pantalones que le queden largos, una zona con muchos pozos, una mente distraída, y una caja grande o cualquier elemento que le pueda hacer perder el equilibrio (Es optativo). En un principio le recomiendo usar rodilleras y casco hasta que domine la técnica, y preferentemente cáigase hacia delante, luego, con la práctica, podrá caerse hacia atrás o los costados, y desde diferentes lugares.
Sostenga la caja con ambas manos delante de su cara, de modo que no pueda ver hacia donde camina, si lo desea puede no utilizarla y simplemente caminar con la vista en alto. Mantenga un paso rápido, como si tuviera que llegar a algún lugar muy importante y no le alcanzara el tiempo. Piense en otra cosa, preferentemente algo que lo haga enojar, lo importante es que no preste atención a lo que está haciendo. Arrastre los pies por el piso, no los levante, así será más factible que se lleve por delante una piedra o alguna baldosa levantada. Intente cruzar la calle la mayor cantidad de veces posibles, ya que es muy común llevarse por delante el cordón que antecede a la vereda (no se olvide de mirar a ambos lados antes de cruzar, no queremos que lo atropellen).
Cuando se tropiece con algún elemento (la diferencia con caerse es que no se pierde totalmente el equilibrio y se puede levantar sin haber llegado al piso) no se esfuerce por mantener la estabilidad, déjese caer libremente. En el momento que usted sienta que se frena porque su cuerpo está en contacto con la superficie sobre la cual caminaba, ha logrado su objetivo. Recuerde, al caer, poner ambos brazos flexionados con las palmas de las manos hacia el frente a la altura de la cara. Esto impedirá que se la golpee al chocar contra el suelo.

En honor al cuentista más grande y sus instructivos...

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Juan


Dos botellas de whisky, tres de ginebra, cuatro cartones de vino, tres paquetes de cigarrillos, cinco bolsas de comida congelada para microondas, una caja de aspirinas, un frasco de café instantáneo y un paquete de papel higiénico. Eso es todo lo que había en su carrito de supermercado cuando él se encaminaba a la caja para pagar.
Tenía el pelo sucio y desprolijo, la barba crecida, la ropa manchada, ojeras, y un caminar algo inestable. Pagó y se fue.
Llegó a su casa, esquivó el pasto del patio delantero que le llegaba a las rodillas, sacó sus llaves del bolsillo y abrió la puerta. Al hacerlo el hedor a humedad y comida rancia lo envolvió. Prendió la luz de ese cuarto oscuro en cuyas paredes se podían vislumbrar los restos de lo que en algún momento fue un hermoso papel floreado.
En el centro de esa habitación se ubicaba un sillón viejo y arruinado sobre una alfombra cuya única decoración eran esas manchas de bebida derramada y algunos platos con restos de comida. Sobre una mesita ratona, entre vasos a medio vaciar y ceniceros repletos, resaltaba un retrato en el que se veía a un hombre de esmoquin y una mujer embarazada vestida de blanco.
Él cruzó la habitación sin quitarle los ojos de encima a la foto. Fue hasta la cocina, amueblada con una pequeña mesa atiborrada de botellas vacías. Dejó la comida congelada dentro de una vieja heladera que emanaba olor a podrido y se sirvió un vaso de la ginebra recién comprada al tiempo que encendía otro cigarrillo.
Prendió el toca discos, y mientras escuchaba "Viernes 3 am" se sentó en su sillón, como todas las noches, en vigilia, a esperar que el reloj marque las cinco, para a las seis estar en la fábrica y comenzar su turno.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Marineros

Mientras caminábamos hacia el camarote no podía dejar de pensar en esa hermosa e inocente muchacha. Nos acostamos pero yo no podía dormir, así que saqué mi pipa y me fui a fumar bajo la lluvia. Nada mejor que la tranquilidad de un barco durante la noche para aclarar la mente. Era mi más sana costumbre, para mantenerme cuerdo y humano, salir a recordar la ciudad, la casa, la familia. Mi querida esposa, y mi hija. Ya hacía tres años que mi niña estaba casada con un comerciante. No pude evitar verla en el cuerpo de esa muchacha: Si le hubiera ocurrido algo así, hubiera tenido que matar a ese cobarde. Me estaba poniendo cada vez más nervioso y antes de cometer alguna locura, preferí terminar la pipa e irme a dormir.
Cuando desperté, esperé oír los gritos, los llantos, las acusaciones. Pero en el barco reinaba la tranquilidad, como el día anterior, y el anterior. Nada indicaba que una muchacha de 20 años había sido prostituida por su marido, un pastor. Encontré a mi hijo mirando por la ventana del comedor a la chica, me asomé a su lado y vi cómo mientras ella untaba manteca en un pan, él hablaba con un grupo de ancianas, que lo escuchaban atentamente. Le advertí a mi muchacho que no se detuviera tanto en ella: "Conozco la soledad del marinero, pero una mujer de la alta sociedad no trae soluciones sino problemas". El hizo como que no me escuchaba y comenzó con las tareas matutinas.
Cuando terminamos nos reunimos con los muchachos para sortear quienes serían los afortunados que esa noche mirarían por los agujeros del camarote de luna de miel. Pero mi hijo comenzó a hablar, y mientras sus ojos me pedían silencio, les contó que habíamos estado espiando a la pareja durante dos horas y nada había sucedido. Atribuyó esa reacción a que el pastor era un hombre de bien y no creía en el placer carnal, tan decepcionado era su tono que los convenció de que no había nada que ver.
A las doce lo vi enfilar hacia el salón de abordo, y lo seguí. Me paré a su lado y le pregunté qué hacía: "Quiero ver con quien habla el pastor, ¿Crees que puede venderla de nuevo?" Lo busqué con la mirada, y, como lo había hecho la noche anterior, hablaba con la mujer del banquero. Mi muchacho lanzó una piña a la pared y se fue. Yo me quedé observando un rato más las reacciones de esa gente tan rara. Mis ojos se clavaron en la cara de la niña, que parecía pedir socorro, pero que no tenía el valor para gritarlo.
Me fui a acostar, ya todas las camas estaban ocupadas, menos una, la de mi hijo.
A la tarde siguiente, tuve que limpiar yo solo el cuarto de mando, pues mi irresponsable muchacho nunca llegó. Desde la ventana pude ver cómo el pastor hablaba nerviosamente con el banquero, ambos parecían preocupados. Ese hombre rollizo de cara redonda señaló hacia adelante, y vi que se acercaba la mujer del mismo, con la esposa del pastor, a quien tenía fuertemente tomada del brazo. El pastor la agarró brutalmente y le dijo algo al oído, la niña comenzó a llorar. Cuando terminé, busqué a mi hijo para darle un buen golpe por dejarme solo con las tareas y lo encontré en la cama tirado. Alegó que había tenido vómitos todo el día, y que no había podido levantarse de la cama. Sabía que era mentira, ya había pasado yo por la habitación cuando lo busqué para comenzar con las tareas y no estaba, seguro se quedó jugando al póquer con los marineros que estaban en su tiempo de descanso; pero no lo admitió.
Nunca lo había visto tan distraído por ninguna mujer. Cuando ella paseaba por la cubierta del brazo de su elegante marido, mi hijo se quedaba hipnotizado mirándola, siguiendo cada uno de sus movimientos. Intenté advertirle miles de veces que se olvidara de ella, que esa clase de chicas no estaban para marineros, que nunca se fijaría en él, y que no tenía la plata ni la elegancia necesaria para alquilarla. Pero él nunca me escuchaba, me negaba su atracción y seguía haciendo las tareas como antes de que ella apareciese.
Esa noche fui nuevamente al salón de abordo. A diferencia de las otras dos veladas, la muchacha no se encontraba en la mesa. Yo no podía escuchar absolutamente nada, pero por los gestos del pastor pude deducir que debía estar allí, y que él prometía que en cualquier momento llegaría. Me alegré al pensar que la niña por fin había tomado el valor de hacerse respetar y negarse a ser un objeto sexual, pero en ese momento la vi entrar por la puerta, con la cabeza gacha. Cuando estaba yendo a fumar mi pipa lo encontré a mi hijo sentado, hablando solo, le conté lo que había visto y lo que pensé, esperaba alguna respuesta, que me dijera su conclusión de lo ocurrido, pero en vez de eso me palmeó la espalda, se levantó y se fue.
Hacía mucho calor esa tarde, estaba de vuelta limpiando sólo, a mi hijo se le había hecho costumbre eso de abandonarme en las tareas. Yo estaba lanzando insultos al aire, cuando el capitán me tocó la espalda y me pidió que lo acompañara a su camarote. Era un hombre de unos 60 años, alto y pálido, que cojeaba de una pierna; hacía 20 años que estaba en este barco. Me ofreció un vaso de coñac y comenzó a hablar con su aburrida voz de importancia: "Mirá Guillermo, hace 30 años que trabajás acá, y sabés que, al menos desde que yo estoy al mando, nunca tuvimos un problema, vos cumplís y nosotros cumplimos. Cuando se enfermó tu mujer te dejamos volver, cuando tu hijo no conseguía trabajo lo contratamos. Y es justamente de él de quien te quiero hablar. Nunca está en sus horas de guardia, no quiere trabajar, no respeta la autoridad. Ya lo hablé con él, me prometió que iba a estar más atento, que tenían un problema familiar que lo estaba distrayendo. Hablá con él y hacelo entrar en razón. No me sirve pagarle a un marinero que no trabaja. Ahora seguí con las tareas".
Cuando llegué estaba trabajando, le empecé a gritar y sin darme cuenta de lo que
estaba haciendo le di una piña en la mejilla izquierda, peleamos hasta que nos separaron dos de los marineros que limpiaban con nosotros. El me recriminaba por meterlo en esta vida, que él nunca quiso ser marinero, yo le recordé que hacía 10 años que estaba en este barco conmigo, que era un poco tarde para darse cuenta y volvimos a golpearnos. Nos separaron de nuevo y él se fue. No lo volví a ver en toda
la tarde, seguí solo con las tareas. A la noche fui al salón de abordo, y aunque los vi a los cuatro haciendo el arreglo como todas las noches, tampoco estaba allí.
Agarré mi pipa y me fui a fumar. Hacía frío, pero el cielo estaba despejado. Supuse que en esos momentos la esposa del pastor estaría entre los brazos de ese repugnante banquero. Estaba sumergido en mis pensamientos, cuando vi venir a una pareja. El hombre tenía su brazo pasado por sobre los hombros de la mujer, depositaba todo su peso en ella, era notorio que intentaba mantener el equilibrio pero le era imposible. En la mano que le quedaba libre, tenía una botella que me pareció ser de champagne. Reían ruidosamente, "una pareja feliz" pensé. Pero cuando se detuvieron a mirar el mar, y se empezaron a besar apasionadamente, sus figuras me parecieron familiares. Eran el pastor y la muchacha. Ella estaba apoyada sobre la baranda, y él encima de ella. Asumí que no se habían percatado de mi presencia, parecían muy ocupados demostrando una inexplicable lujuria. Ella abrió los ojos y miró hacia unos 10 metros a mi izquierda. Mientras él le besaba el cuello, ella hizo un gesto de asentimiento, y una sombra se acercó hacia donde estaban. Esa sombra se fue convirtiendo en la figura de un hombre. Un hombre demasiado conocido para mí. Mi hijo. Contuve un grito de espanto, y me quedé paralizado viendo que era lo que iba a ocurrir. Cuando él estuvo a un metro de distancia de ellos, ella se apartó bruscamente y mi muchacho se abalanzó sobre el aturdido pastor, quien antes de que pudiera comprender que había sucedido, cayó al mar, y desapareció bajo el barco. Ella sonriente se asomó por la baranda y se quedó mirando la nada. Mi hijo la abrazó por detrás y comenzó a besarla.
-Ahora sí, ya está hecho, nada nos separa- le dijo
-Querido, yo te amo, te he ayudado con tu soledad y tú a mí con mi excesiva y alquilada compañía. Disfrutemos lo que cada uno logró, y cuando el viaje termine, los dos nos recordaremos para siempre. – lo besó en la mejilla y lo arrastró de la mano escaleras abajo, hacia las habitaciones.
A la mañana siguiente, me despertaron unos gritos de mujer. Corrí hacia el lugar desde donde provenía el espantoso sonido y me encontré de pie en la puerta del camarote de luna de miel. Estaba lleno de gente que, como yo, no entendía que sucedía. Una de las muchachas encargadas de la limpieza de los cuartos hablaba temblorosamente entre lágrimas con el capitán. "No sé que ocurrió, entré y así la encontré, el pastor no está". La puerta se abrió un poco más y pude ver a la esposa del pastor inmóvil, desnuda y brutalmente golpeada. A su lado sobre una mesita de luz reposaban dos copas a medio vaciar y un corcho de champagne. "Por lo que vi cuando me acerqué ha sido golpeada y estrangulada, creo yo, tiene marcas sobre el cuello, oh pobre niña, ¿dónde está el pastor?" Continuó la muchacha de la limpieza. El capitán ordenó que se registrara todo el barco, en su búsqueda. Nunca lo encontraron, obviamente. En su lugar encontraron una botella de champagne en la cubierta, casi vacía, que según dedujeron era la dueña del corcho encontrado en la habitación.
El banquero y su mujer estaban pálidos y tiesos, pero sabían que el único que podría incriminarlos era el pastor, pues sólo él sabía que habían tenido relaciones esa noche, y mientras él no apareciera no corrían peligro. Sin embargo, como muchas personas habían notado que las dos parejas estaban juntas muy a menudo, se apresuraron a contar que ellos habían notado irregularidades, que la muchacha le coqueteaba al banquero cuando su mujer no estaba (y él naturalmente se negaba), que
habían visto cómo el pastor la golpeaba de vez en cuando, por hablar cuando él lo estaba haciendo, o por contradecirlo. "Era una muchacha muy rebelde" exclamaban "de todas maneras no se lo merecía". Cuando el barco llegó al puerto más cercano, la policía se encargó del asesinato. Al día siguiente, la primera plana del diario local decía: "Muchacha brutalmente asesinada por su marido, un pastor, quien luego, arrepentido se suicidó tirándose al mar"

viernes, 25 de septiembre de 2009

Mi Dueño

Ese odioso monstruo que me tiene atada de pies y manos. Que me maneja constantemente. Ese que no me deja tranquila. El que me persigue a donde voy, mientras me recuerda que soy su esclava, que es imposible escapar, que le pertenezco, que él es dueño de mi vida, y que sin él, lamentablemente, no lograré nada.
El y sus interminables y tortuosos latidos, diciéndome cuando parar y cuando correr, cuándo respirar y cuándo contener el aliento. El y su constante paso ¡tan irritante! Nunca en silencio, siempre latiendo, siempre presente. Señalando, indicando, recordándome todo el tiempo con sus tres manos (¡y menos mal que sólo tiene tres!) que no me debo retrasar, que no puedo dormir cinco minutos más, que no tengo que escuchar otra canción, que de nuevo tengo que correr. El a veces cuadrado, a veces circular, con dibujitos o liso, intenta ocultar su alma controladora, su infernal verdad, su necesidad de que todos le pertenezcan.
El y sus insoportables gritos por la mañana. El que nunca se calla. El dueño de mis instantes, instantes que no tengo, porque él me los robó.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La vigilia

Si la noche sigue y la luna le da otra vuelta a la tierra ¿Qué puede pasar? Una amiga llora a lo lejos y yo no puedo llegar a ella. La guitarra canturrea una canción que no sabíamos que decía pero sabíamos que hablaba de amor. Sólo nos unía una cosa, y sólo por eso nos ayudábamos. Y aunque afuera hacía frío, la vida dentro daba suficiente calor para permanecer despierto. Los pensamientos se entremezclaban y todos pensábamos en todo y sólo en eso. Afuera la lluvia interminable... Adentro una historia de represión y muerte escondida tras un crucifijo de 200 años. Esa historia que todos miran sin ver, esa historia que nos cuentan al revés, la historia con la que todos crecemos. Y nosotros ahí, en medio de la nada, en medio del diluvio, esperando que amanezca para empezar el ritual. La guitarra nos contaba historias nuevas, el Fernet nos daba calor, el humo nunca dejaba de salir, y aunque las goteras mojaban el poco fuego que quedaba seguíamos ahí, en vigilia constante. Empapados de agua y ansiedad, tiritando de frío y miedo. Acompañándonos mutuamente, sin siquiera conocernos... Y las horas pasaban entre anécdotas y confesiones, entre explicaciones y miradas. Siempre al ritmo de la música, de la lluvia. Y la lluvia cesó y el sol nos acarició los rostros dormidos. Ya no había más que esperar, ya no había más que hacer, era el día. Y nos fuimos a dormir, porque el miedo se había esfumado con la noche.

sábado, 12 de septiembre de 2009

Un sábado muy domingo

Luchando con vos, luchando conmigo. En la noche, temblando sola. Luchando con recuerdos, con sentimientos, sabiendo lo que tengo que hacer pero sintiéndolo tan imposible. Llorando cada sentimiento de desesperación. Abrazada a una almohada que poco consuela.
Atravesando un sábado muy domingo. Los días pasan tan lentamente, que me parece una eternidad el tiempo que pasé lejos.
En algun momento tenemos que detenernos a pensar. Aunque querramos esquivarlo a toda costa, es necesario. Yo despues de 3 semanas sin dormir decido detenerme. Ganas ninguna, pero hasta no aclarar las cosas mi cabeza no me va a dejar dormir. No me va a dejar sonreir, no me va a dejar comenzar mi vida.
Me paso la vida callando los pensamientos con artilujios de magia barata que al final del día sólo dejan un vacío aterrador. Al final del día, cuando estás sola, no podes distraerte y te tenes que enfrentar al peor de los fantasmas: Tu alma.
Y detenerse a pensar es duro porque salen a la luz cosas que uno desearía mantener en la oscuridad, salen a la luz los miedos, confusiones, arrepentimientos y certezas. Cosas que uno deberia haber hecho o dicho que ya no tienen oportunidad. Y salen a flote tantas cosas que me pesan, que me aplastan, que no comprendo. Y sólo puedo confesarme a esta hoja, ¿Qué más puedo hacer?
Y las personas a tu alrededor ya no son lo que eran. y vos ya no sos lo que eras. Porque el
tiempo pasó, y te olvidaste de conocerte. Y ahora es el momento de pensar, de empezar. De mirar hacia adentro, dejar de lado los miedos que a nada conducen y no metirte, no engañarte.

¿Y qué roblema hay si tengo ganas de llorar? ¿Y qué problema hay si me siento feliz?

Un sábado muy domingo, un sábado de tristeza. Un sábado en el que me encontré con migo, me invité
a charlar y supe un poco más de mi.

Princesa

Una carta sin destinatario, unas palabras que nunca van a ser escuchadas, un beso que nunca voy a dar, y un cuerpo al lado que no significa nada. Te veo dormir tan hermosa, tan radiante, y si murieras mañana poco me importaría. Te veo despertar y besarme y tu existencia no me sirve. Y si siempre te soñé hoy no te necesito pequeña princesa. Hoy prefiero estar sola, deseándote en la lejanía, como antes, cuando eras prohibida. Hoy tengo que emprender un viaje y tengo que dejarte acá. Cuando vuelva te busco, te beso y seremos una por siempre. Hoy me voy sola, a descubrirme. Y aunque llores y aunque llore, debo sacarme una espina antes de continuar. Tengo que llorar sola mi destino, mi fracaso, para recomenzar un nuevo triunfo. Y si antes no me importabas, y podía dejarte agonizando, ahora no me puedo ir y necesito abrazarte una vez más.
Y si sos mia no tengo a qué temerle, y si soy tuya no tenés de que preocuparte, porque sé que en
las noches nos encontraremos en los sueños. Y mi soledad es mi felicidad, y tu compañia sólo la aumenta. Porque cuando tu mirada se pierde en un punto fijo, sé que estás con él y me siento más sola que nunca y tan feliz de estarlo. Y cuando volves a mi, a mirarme y desearme, tu compañia es el tesoro más preciado que tengo. Pequeña princesa, tanto me enseñaste en tan poco tiempo. Pequeña princesa, tanto tengo para darte...

Pero ya lo sabés, no ahora. Hoy todo es un juego. Hoy me voy sola, a ser feliz, hoy no puedo dejarte pero lo hago, porque él volverá y te vas a ir de una forma u otra.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Al Artista...

Llegó al hospital jadeando. No podía ser: Tristeza internado. No lo podía creer, Un infarto, y Delia cómo estaría! Sabino no entraba en razones. Se acercó a la recepcionista y le preguntó:
-Disculpe señorita....
-Milagros señor, ¿Qué necesita?
-Señorita Milagros, necesito ir a la habitación 313, mi amigo Tristeza tuvo un infarto ¿Sabe?
-Por el ascensor, piso 7 señor.
Cuando llegó a la habitación estaba casi toda la barra de la plaza. Se conocían desde hacía 60 años más o menos. Martín estaba contándole a Delia del día que los rajaron con Dick y Roberto del "Sol de Mayo" (Ahí en Pellegrini y Corrientes) por agarrarse a las piñas con cuatro de la bandita de las Vías que habían querido apurar a la Mega que en ese entonces era novia de Roberto.
A Tristeza se lo veía bien, animado, como siempre, contando chistes. Se quedaron todo lo que pudieron y ya estaban hablando de juntarse a comer un asado.
-No hay que olvidarse de avisarle a Fernando, sé que se mudó a dos cuadras del Boulevard Oroño.- Dijo Palito.-Y a María Helena.
Sabino se fue tranquilo, sabía que Tristeza iba a salir de esa.
Cuando llegó a su casa se pasó toda la cena contándole a su esposa anécdotas que ella ya sabía de memoria, anécdotas que ella escuchaba contenta mientras veía los ojos brillosos de su marido. Como aquel día en "El Cifré" en el subsuelo del viejo edificio. ¡Como habían tomado! Y que al final Delia se enteró y la que le hizo pasar al pobre Tristeza...
Al día siguiente Sabino estuvo todo el día pensando que tenía que ir a Visitar a Tristeza, pero entre una cosa y otra Sabino no pudo ir. Al día siguiente aprovechó que hacía calor y se fue al hospital.
-¿Cómo anda Señorita Milagros? Voy a la habitación 313.
-Pase señor, pase sin problemas.
Cuando llegó la puerta estaba abierta y la cama vacía. Justo pasaba un enfermero y le preguntó.
-No señor, el enfermo de la cama 313 falleció hace unas horas, lo lamento mucho.
-No lo puedo creer, era mi mejor amigo de la infancia ¿Sabe?
-Lo lamento mucho señor, recién se lo están llevando para velar, seguro los alcanza.
Sabino bajó rápidamente y encontró en la salida de ambulancias a dos personas cargando el ataúd. El velorio era justo en frente. Sabino ayudó a llevar el ataúd pero antes de entrar se quedó fumando un cigarrillo recostado sobre una pared. No lo podía creer, si él lo había visto tan bien, pobre Delia, se iba a quedar tan sola. Con los ojos llenos de lágrimas Sabino entró al velatorio. Buscó a Delia, pero no la vio, buscó a Fernando, a Dick, a Roberto, a la Mega. No veía a nadie. Entonces le preguntó a una señora muy paqueta:
- Disculpe señora, ¿A quién están velando?
- A Mario Modesto señor.
Sabino no lo podía creer, volvió corriendo al hospital, hechando humo, entre enfadado y alegre. Le preguntó a Milagros:
-Disculpe señorita Milagros yo vine a hace dos días a ver a mi amigo Tristeza Zajacowsky a la 313. Recién un enfermero me dice que falleció pero el que había fallecido no era él.
-Ay no señor, disculpe el inconveniente, a su amigo lo pasaron a la 204 porque ya estaba mejor.


Basado en una historia real, que sólo le puede pasar a mi querido Tío Carlos.

Pequeño homenaje para un gran artista que siempre recordaré.....

martes, 8 de septiembre de 2009

La Inspiración

Con la mente en blanco, una lluvia de sentimientos, ninguna claridad, y cero palabras para describir lo que siento. Los sucesos pasan a mi lado encerrados en burbujas de colores y no puedo alcanzarlos, no puedo comprenderlos. Quisiera apropiármelos, escribirlos, pero no son mios, están tan lejos de mi, de lo que yo soy o era. Y las risas y los llantos y enojos y antojos, nada de eso me sirve. Muertes y preocupaciones tampoco derivan en nada. Todo lo que pretendo termina en una página en blanco, se me escurre entre las manos antes de poder transformarlo.
¿Dónde te has ido amada diosa? ¿Por qué te fuiste mi querida musa? ya no bajas del olimpo para tocarme con tu bella mano e inspirarme. Ya no me ayudas a transformar hechos en palabras, pensamientos en cuentos. Me has abandonado. Hace un mes que debo escribir sola, sin tu ayuda. Y el resultado sólo han sido hojas tachadas, arrugadas, arrancadas con bronca, lágrimas de impotencia y un nudo cada vez más grande en el alma imposible de desatar.
Hoy alguien me arrancó una sonrisa, vislumbré un algo de esperanza y aquí estoy traduciendo en palabras mi falta de palabras. Hoy decido terminar mi sequía emocional con algo que no es nada más que palabras sin sentido, sin pensar en la cohesión ni la belleza estética, un vomitar de pensamientos.
Por fin has regresado, por fin te has acordado de mi, y ya no te soltaré, no permitiré que te retires de mi alma.

jueves, 30 de julio de 2009

Sin Titulo

¿Por qué lloras odio? ¿Por qué no podes llorar tristeza? ¿Por qué no podes llorar tristeza hasta que limpies tu alma y tu dolor? ¿Qué te hicieron? ¿Qué te hice? ¿Por qué todo es tan grave? ¿Por qué vivir siempre de mal humor, amargado? ¿Por qué pelear con cualquiera que piense diferente?
Destruime, te dejo, atormentame te lo acepto.
Te desdibujas, perdes la forma. Ya no reis, no conmigo. Te alejas, te pierdo, te extraño. Te busco, te encuentro y sos un monstruo y duele y me alejo. te veo tan solo, tan enojado.
¿Qué es lo que pedis? No entiendo tu idioma, ¿Pedis mi alma? ¿Pedis que me entregue a ciegas a tu mundo? ¿Que entre en la oscuridad? ¿Que camine a tientas tu camino?
No puedo hacerlo, tu camino no es el mio. Lo único que intento es ser feliz. Lástima que eso te duela tanto. Lástima que me odies porque mi felicidad no es la tuya, porque no acepto tu forma de ver el mundo. Gritá si querés pero mis oidos solo escuchan la música y mi alma está en paz.

martes, 28 de julio de 2009

El Viaje


Las cáscaras de limón reposaban en la mesa llena de mugre. Los estómagos ya no estaban tan pesados. Estaba lloviendo desde hacía dos días, el tiempo justo de preparación. Por suerte en ese momento la lluvia había cesado, el sol se asomaba por atras de la nubes y permitía sacar las cosas mojadas a secarse.
Las raspaduras y cortes de la montaña ya estaban sanando, todos los trámites finalizados.
Fue duro: La exploración en la montaña virgen, la lluvia que los sorprendió de golpe. La mudanza de pueblo bajo el torrencial y lo que fue armar la carpa con todo inundado bajo la lluvia. Encontrar leña seca para 7 horas de cocción, lograr que el fuego no se apague...
Pero ahora todo eso había pasado y sólo quedaba explorar.
Se sentaron los cuatro en la mesa, mirándose a los ojos, como buscando en el mar de enfrente la respuesta del propio tsunami. Poco a poco la distracción los fue llevando a cada uno por su lado.
Mientras ella compartía un paquete de galletitas con un perro amigo, los chicos tocaban la guitarra o se tiraban al suelo con los ojos cerrados.
La música comenzó a sonar lejana, alegre, y ella no pudo contenerse. Tuvo que ir a buscarla para llegar a su raíz, a esos timbales. La noche se estaba acercando, el cielo estaba cada vez mas negro y menos naranja. Ella sentía que esa música era su música, por eso necesitaba encontrarla sola. Sin pensarlo, se levantó y empezó a caminar hacia ella.
El pasto le llegaba a las rodillas, los sapos pasaban a su alrededor, pero por más que le llamaban la atención no podía detenerse. Una fuerza la hacía caminar hasta encontrar el inicio.
En el medio de la nada, del todo de árboles se encontró de golpe frente a esa energía y la reconoció. Se había metido en su interior y la miraba a los ojos. Se odió a sí misma, se amó, se compadeció, se lloró…Y la Pachamama en frente, la madre suprema, mirándola a los ojos, le ofreció alivio y le curó las heridas. De golpe reaccionó en que ya no había música. Ahí estaba el final y el principio de todo. Frente a ella, erigido con nobleza, el único, entero, sobreviviendo con orgullo.

martes, 14 de julio de 2009

Rutina

Y hoy me enfrento a ese monstruo otra vez. Sus tentáculos me amenazan. Sus colmillos me saborean aunque todavía no me alcanzaron. Camina lento, midiéndome, tanteando el terreno. Ese monstruo se me acerca y aleja, viene y se va. Olfatea el miedo en mi piel, la desesperación.
Salió de golpe de atrás de ese ropero marrón, ese que está en la esquina de la habitación, un poco arruinado por el paso del tiempo. Ese ropero que estuvo siempre ahí, desde que tengo uso de razón.
Él ya se alejó unos dos metros del ropero y está dos metros más cerca de mí. Podría correr hacia la puerta entreabierta, pero qué ganaría, ya sabía yo que no había forma de escapar de la situación. Él estaba ahí decidido a devorarme y no había nada que hacer, por más que lo intentara mis piernas estaban clavadas al piso y no podía sacar mis ojos de los suyos, me tenía hipnotizada.
La última vez pensé que lo había matado para siempre, que nunca volvería a atormentarme. Pero ahí estaba, con la baba colgándole de esa boca llena de dientes gigantes. Ahí está resurgido de sus cenizas, bah de las mías. Sus grandes ojos me observan como si pudiesen ver mi alma aterrorizada y muerta de dolor.
¿Lo disfrutará? ¿Conocerá la historia como la conozco yo? Porque yo ya sé lo que va a pasar, siempre lo recuerdo en el mismo instante, cuando ya es demasiado tarde para hacer algo. Se me va a acercar, me va a morder, golpear, rasguñar, masticar, tragar, y luego de todo ese dolor me va a regurgitar, y dejarme hecha pedazos en el piso. Esa saliva tan pegajosa y espesa va a cicatrizar las heridas, volverá a unir mi cuerpo, y él se va a ir desvaneciendo.
Yo ingenuamente volveré a creer que nunca estuvo y que nunca va a volver, hasta que dentro de un mes, como siempre, salga de atrás de ese ropero marrón.
Ese ropero que no quiero tirar porque es una reliquia familiar, porque me gusta tanto. Y porque una vez que el monstruo se desvanece es inofensivo, armonioso y le queda otro mes de vida.

domingo, 12 de julio de 2009

Paranoia

Si se hubiera levantado diferente tal vez no hubiera muerto. Pero cuando abrió los ojos ya eran las 11 de la mañana, el despertador no había sonado y debido a eso iba a llegar tarde a su trabajo. Ya ni valía la pena ir. Cuando se sentó en la cama recordó que tenía una reunión importantísima y sin darse cuenta apoyó primero el pie izquierdo, cuando reparó en ese hecho quedó totalmente desquiciada. Nada bueno podía pasar ese día.
Bajó las escaleras pensando en lo ocurrido, y puso el agua para tomar unos mates, pero no le quedaba más yerba. Entonces fue a prenderle una vela al sagrado corazón de jesús para que la proteja, pero el encendedor ya no tenía gas. ¿Dónde había dejado los fósforos? Los usó para poner la pava al fuego, pero no estaban en ningún lado. Salió a la puerta, tomó el diario, y lo ojeó mientras esperaba que se hiciera el agua. Si no había yerba iba a tomar un té. Llegó al horóscopo, cita obligada en su vida, pero la página estaba borroneada y ahí ya no pudo aguantar. Corrió al teléfono y llamó a su hija.
¿Qué pasa mamá? No te entiendo, hablá despacio. No, no puedo ir, Santi se levantó con fiebre, vení vos. Tomate un taxi y llegas enseguida. ¿Cómo que no te podes arriesgar? ¿Porqué no? ¿Cómo sabés que va a chocar? Dale mamá, tomate un taxi, vení que yo pongo el agua para el mate, bueno, vení caminando, hacé como quieras.
Cortó el teléfono y se fue a bañar. No mejor bañarse no, no sea cosa de resbalar con el jabón. Mejor solo cambiarse, cuidadosamente, lejos de las ventanas, sentada en la cama, muy despacio. Bajó la escalera agarrándose bien fuerte de la baranda de madera y se guardó la estampita en el pantalón.
No llevó cartera porque no quería que se la roben. Cerró bien las persianas, y se acordó del agua. Fue con desesperación a la cocina, el agua había hervido pero estaba todo en orden. Apagó la hornalla, cerró el gas, 3 veces para cerciorarse, agarró las llaves, se hizo la señal de la cruz, y salió a la calle. Cerró la puerta con llave y revisó que la había cerrado bien.
Había sol y hacia calor, pero no le levantó el animo. Sólo tenía que caminar 10 cuadras hasta lo de su hija, pero no aguantaba la tensión. Caminando muy lento, primero un pie, luego el otro, con cuidado, no sea cosa de caerse y desnucarse.
Vio venir desde la esquina un muchacho de unos 25 años bastante desaliñado, buscando algo en el bolsillo del buzo. Las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos, la iba a matar, seguro la iba a matar. Pensó en correr, pero le pegaría un tiro desde donde estaba, así que sólo cruzó la calle, mirando bien para cada lado con mucho cuidado. No se sintió a salvo hasta volver a subir a la vereda. Por su parte el muchacho había encontrado lo que buscaba y pasó escribiendo en el celular.
A ella el corazón le latía con mucha fuerza. Era eso, sí, se iba a morir de un paro cardíaco, por eso todo lo que le pasó. Se sentó en la puerta de una casa a descansar porque sentía que estaba agonizando, pero no, el paro no llegaba más. Decidió seguir hasta la casa de su hija y desde ahí pedir una ambulancia para ir al hospital. Se levantó con dificultad, se sentía tan vieja, tan débil.
Mientras caminaba iba rezando, sólo Dios podía salvarla de la tragedia que le esperaba. Pasó por la puerta de la iglesia a la que acudía todos los domingos y decidió pasar, ningún lugar en el mundo era tan seguro en ese momento como la casa del Señor. Se acercó a la puerta y cuando la quiso abrir se dio cuenta que estaba cerrada.
Era la decisión de Dios, había llegado su momento y ya no quería ayudarla. Él mismo le estaba cerrando la puerta de su propia casa, las señales habían sido claras, y ella las entendió. Escuchó la barrera del tren, y salió corriendo en esa dirección. Le faltaba una sola cuadra, la paz se apoderó de su cuerpo, de pronto vio todo con claridad. Cruzó la primer barrera y se arrodilló mirando de frente al tren. El tren pasó y ella ya nunca más tuvo miedo de morir.

miércoles, 1 de julio de 2009

Desilución


Un Pájaro
Un ala rota
Una caída
Un fin

Una sonrisa
Una Palabra
Una caída
Un fin

martes, 30 de junio de 2009

¿Paul Mc Cartney muerto?

Muchos fanáticos de Los Beatles afirman que el Paul Mc Cartney que camina por las calles de Gran Bretaña no es el verdadero, sino que es William Campbell, un doble que lo reemplaza desde que en 1966 Paul sufrió una trágica muerte. Según la historia el verdadero Paul Mc Cartney habría muerto en un accidente de tránsito el miércoles 9 de noviembre de 1966 durante la madrugada. Paul no se dio cuenta que el semáforo estaba en rojo y chocó contra un camión, lo que le provocó la muerte. El 10 de noviembre del mismo año Los Beatles anunciaron que no darían más conciertos en vivo, y se realizó un casting para buscar un doble de Paul. El concurso no tuvo oficialmente un ganador, pero tras bambalinas sí lo tuvo: Era William Campbell, que desde ese momento dejaría la vida que llevaba en Canadá como policía para convertirse en Paul Mc Cartney, el bajista de Los Beatles. John Lennon no pudo soportar la farsa y empezó a dejar
indicios en los siguientes discos para que sus fanáticos puedan conocer la verdad.
En la tapa del disco “The Butcher” (que salió al mercado poco después de la muerte de Paul) Los Beatles están entre muñecos decapitados, la forma en que falleció Paul.
En “Revolver” Paul-William es el único de los 4 que no mira hacia el frente, lo que significa que ninguno de Los Beatles lo verá jamás como uno de ellos.
En “Magical Mystery Tour” Paul es el único que no está vestido de blanco y está disfrazado de morsa, animal que representa la muerte en muchas culturas. La primera edición del disco venía con un libreto que también encerraba varias pistas: En todo momento Paul aparece descalzo (Así se entierra normalmente a los muertos). En la página 1 los magos esconden la cabeza de Paul porque realmente no es él. En la página 3 éste se sienta bajo unas arquetas cruzadas, las cuales se ubican en los funerales ingleses sobre el ataúd. En la pagina 13 se lee en el bombo de Ringo “Love de 3 Beatles” (Ama a los 3 Beatles). Además si escuchas “Strawberry Fields For Ever” se escucha “I buried Paul” (yo enterré a Paul).
La portada de Abbey Road representa una marcha fúnebre en la que John es el predicador (vestido de blanco), Ringo el doliente (vestido de negro), George el sepulturero (vestido con ropa de trabajo) y Paul el difunto. Los ojos de Paul están cerrados ya que murió, y está nuevamente descalzo. Además todos avanzan con el pie izquierdo menos “Paul” que avanza con el derecho, porque evidentemente no está con ellos. Paul está fumando con la mano derecha y él era zurdo, lo que demuestra que no es Paul sino William.
La tapa de Sgt. Pepper`s Lonely Hearts Club Band representa el funeral de Paul. Hay un bajo (El instrumento que tocaba Paul) con una funda de flores amarillas que forman “Paul?”. Encima del bajo hay 3 palos ya que solo quedan 3 Beatles. La gente mira hacia el tumulto de tierra (la tumba de Paul), el muñeco de la derecha tiene en su mano un coche blanco manchado de sangre que es un modelo muy similar al que conducía Paul. Debajo de la letra “T” está Shiva, el Dios destructor cuya mano apunta directamente a Paul quien además es el único que no tiene la cabeza tridimensional, y sobre su cabeza tiene una palma abierta símbolo en las culturas indias de que ha muerto o está por morir.
En la contratapa del mismo disco “Paul” es el único que esta de espaldas ya que no es igual que los otros 3, y no merece estar de frente. Sobre su cabeza está escrito “Without you” (Sin vos).
Todas estas pistas y algunas más parecen afirmar que Los Beatles han intentado comunicarnos algo: La muerte de Paul; y a pesar de sus intenciones es un misterio que todavía no se ha dilucidado, y sobre el cual ellos mismos no han hecho mayores declaraciones a pesar de que es un tema tratado en todo el mundo y que hay libros, y artículos sobre el tema.
Otro Gran misterio sin resolver. Paul Mc Cartney ha muerto, ¿mito o realidad?

lunes, 29 de junio de 2009

Sanagasta

En mi mundo las casas están rodeadas de edificios. En mi mundo se respira mugre. En mi mundo la gente corre de un lado para el otro sin saber muy bien porqué. En mi mundo el cielo casi no se ve, es sólo un pequeño cuadrado negro sin vida. En mi mundo los jardines son balcones pequeños con una o dos plantas en algún rincón.
En tu mundo a las casas las rodean los cerros. En tu mundo el aire vuela liviano y limpio, un regalo para nuestros pulmones maltrechos de ciudad. En tu mundo la gente duerme siesta y se sienta a la tardecita a tomar mate en la puerta, se ven ventanas abiertas y vida dentro. En tu mundo los jardines son amplios y están inundados de vida. Las plantas crecen por doquier, a pesar de las adversidades del clima seco, y el nogal convive con la lavanda y los cactus. Los sapos pasean sin preocupación adueñándose de la noche. Los perros son bienvenidos y siempre tendrán asilo en una noche lluviosa. Basta mirar arriba para ver que la vida continúa en el cielo donde la luna es acompañada por un millar de estrellas.
Que alguien me recuerde ¿Por qué tengo que volver a Buenos aires?